30-12-2010

Apuntes: Chiloé, modernización forzada

por JcScG

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El presente de Chiloé puede ser concebido como un producto singular de las políticas económicas que se arrastran desde los últimos 35 años en Chile tendientes a la apertura económica unilateral hacia los mercados externos y a la reducción del tamaño y participación del Estado, que ha sido denominada "modernización neoliberal".
En este sentido, la particularidad de Chiloé como entidad inserta en el ordenamiento económico mundial está dada por su configuración cultural e histórica y por el carácter específico que asumieron tales políticas en sus márgenes espacio temporales, o dicho de otro modo por la forma a través de la cual se ha internacionalizado económica y culturalmente el archipiélago.
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La manifestación local de la modernización neoliberal se expresa principalmente en: a) la proliferación de empresas privadas de capitales foráneos ligadas, directa e indirectamente, a las actividades salmoníferas, pesqueras y forestales; b) la creciente urbanización de la población y de la vida cotidiana; y c) la progresiva modernización de los servicios (básicos, financieros y de comunicaciones) y de la infraestructura vial y portuaria. Este escenario no resulta coherente, y hasta cierto punto parece incompatible, con la imagen idealizada del archipiélago de Chiloé y de las formas de vida y sociabilidad que se presume se dan en su multitud de rincones, canales, islas, ensenadas y pueblitos de madera. Ahora bien, ¿que problema habría en que una comunidad con referentes identitarios propios quisiera modernizarse y alcanzar el estándar de vida del resto del país? Ninguno, obviamente.
Sin embargo, en Chiloé la modernización económica se ha llevado a cabo no como parte de una planificación estratégica que considerase a las comunidades locales (única excepción el plan Chiloé diseñado durante el gobierno de Bachelet) y adoptase criterios de fomento a las diversidades culturales y de respeto al medio ambiente, sino simplemente se ha guiado por criterios de rentabilidad económica, en la búsqueda del máximo de ganancias con el mínimo de costos para los inversores.
La incorporación masiva de la libre empresa, en un entorno social que tradicionalmente se caracterizó por una economía casi de subsistencia, si bien fue problemática, no se tradujo en una tendencia irrefrenable hacia la transculturización y a la perdida de los valores culturales históricamente construidos en relación al territorio chilote, como se temió. Sino más bien se ha articulado como parte de una coexistencia bastante más compleja e híbrida, entre un mundo en extinción y uno que no acaba por llegar.
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Entendiendo la modernización como una intención cultural, se debe considerar que los ordenamientos sociales y espaciales que conlleva, como la asalarización de la fuerza de trabajo y la urbanización, son en sí parte de un proyecto cultural que se esconde tras el velo de inevitabilidad positiva y necesaria que presupone el crecimiento macroeconómico, como sinónimo de desarrollo, y o fin último de cualquier sociedad. En el caso chilote, el problema principal es que la "modernización" tal y como se llevó a cabo, no constituye un producto endógeno de reproducción de las contradicciones y desigualdades de la sociedad chilota, sino que se trata de la implantación, casi superpuesta, de una lógica productiva y de desarrollo sin arraigo local, de cual se benefician principalemente personas venidas de otras zonas.

Nota:
Texto escrito entre 2000 y 2001, como parte de la investigación exploratoria que condujo a la Tesis para optar al título de Sociólogo. Fue revisado cosméticamente en 2010.
Fotos:
1.- Vista de Castro extendiéndose hacia el sur, cementerio y puente Gamboa. 1999. Elaboración propia.
2.- Transbordaror que une Dalcahue con la isla Quinchao. 2000. Elaboración propia.

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27-11-2010

Apuntes: sobre el origen del Urbanismo en America Latina

por JcScG


El comienzo de la industrialización latinoamericana, aunque tardía, se inició tímidamente en la segunda mitad del siglo XIX con la introducción del ferrocarril (1). El cual fue recibido con gran entusiasmo por sectores políticos y círculos empresariales como símbolo de civilización y modernidad (2). Dicho evento representaba simbólicamente el nacimiento de una nueva, que coincidía con la importación de nuevas maquinarias para la producción y adelantos tecnológicos, de Europa y Estados Unidos, tales como: la iluminación pública, la electricidad, el telégrafo, el teléfono, el daguerrotipo (y posteriormente la fotografía), y con el tiempo el automóvil. Todo lo cual, pasó a conformar las bases sobres las cuales se construyó el imaginario urbano moderno, que iba a impulsar el Estado como forma de alimentar la posibilidad del desarrollo, a partir de la necesidad de un sentimiento homogéneo de identidad nacional.

Paralelamente, el mejoramiento en la infraestructura portuaria, facilitó una mayor explotación de los recursos naturales y un aumento en los niveles de intercambio, que junto con el nacimiento de entidades financieras, promovieron el rápido crecimiento de las ciudades comerciales, de cierto modo cosmopolizándolas con la llegada de capitales, bienes, servicios, profesionales e inversionistas de otras partes del globo, junto a las oleadas de inmigrantes extranjeros y nacionales de origen rural, trasformando a ciudades como Valparaíso, Río de Janeiro o Buenos Aires en importantes centros económicos, creciendo explosivamente en pocos años(3). Con el tiempo esta tendencia derivó en 3 fenómenos:

a) Una sobrecarga de la estructura productiva y de servicios de la ciudad, mostrándose incapaz de absorber tal magnitud de inmigración. El consiguiente deterioro de las condiciones urbanas, gatilló, por un lado, la aparición de conventillos y de construcciones “provisorias” hechas de desechos o cualquier material en sitios eriazos o en los márgenes de la ciudad , y por otro, la huida de la población de mayores recursos a zonas cada vez más alejadas del centro (4).

b) Una creciente “urbanización de las formas de vida”. En contraposición con las costumbres del mundo rural, deficitario y arcaico, la ciudad se ofrecía como agente de modernización y como polo de desarrollo. Aquel sitio donde se encuentran las oportunidades para “progresar”, lo cual repercutía aún más en el aumento de la migración campo ciudad, y en la progresiva urbanización del campo.

c) Una vez que la expansión economía alcanzó cierto grado de desarrollo, a comienzos del siglo XX surgió el Urbanismo como disciplina en América Latina, para responder al sin número de problemas sociales que generó la explosión demográfica (salubridad pública, hacinamiento, carencia de servicios básicos, saturación de vías de tránsito, inseguridad ciudadana, etc.).

En las primeras dos décadas del siglo XX, el urbanismo definido como un proyecto que debe tomar la ciudad entera como sitio de intervención se hallaba ya difundida en Argentina y Brasil, apareciendo con mayor retraso en Chile. Superando la noción introducida con anterioridad, según la cual había que transformar la imagen urbana colonial de las capitales sudamericanas en ciudades modernas y europeas, siguiendo el ejemplo de la París del Barón Haussmann o de la remodelación de Cerdà en Barcelona. Pasó bastante tiempo antes de que la preocupación por el diseño urbano y hermoseamiento de las ciudades, diera lugar a organismos, instituciones y políticas de planificación urbana.

La naciente planificación urbana demandaba profesionales especializados e intelectuales, así como de disciplinas asociadas, que permitiesen su desarrollo, institucionalizándose a tal grado que ya en los años 30 se impartía como cátedra en universidades de Argentina y Brasil. El surgimiento del urbanismo moderno, como disciplina, fue acompañado por la difusión de una nueva racionalidad, que en términos estilísticos fue llamada “modernismo”, e incluía aspectos tan variados como el fordismo (en lo productivo) o el racionalismo técnico, alcanzando una gran hegemonía dentro del urbanismo, al menos hasta la crisis social, económica y cultural de los años 60's.

Imágenes:
1.- Ilustración del puente Ferroviario del río Bio-Bío (Ceoncepción) en 1889.
2.- Conventillo en Valparaíso. Fuente: María Zimena Urbina, "Los conventillos de Valparaíso, 1880-1920: Percepción de barrios y viviendas", Revista de Urbanismo n° 5, 2002. Universidad de Chile.
3.- Buenos Aires hacia mediados del siglo XIX, antes de su modernización.

Notas:
1.- El 25 de diciembre de 1851 se puso en servicio la primera locomotora a vapor en Chile, uniendo la ciudad de Copiapó con el puerto de Caldera (81 km), para trasladar el material extraído de los yacimientos de plata, permitiendo el crecimiento de Caldera de los 200 habitantes que tenía en 1850 a 2.000, cuatro años más tarde. Contemporáneamente, en Perú el 5 de abril de 1851 entraba en servicio un ferrocarril que unía Lima con el puerto del Callao (13 km), mientras que un año antes hacía lo propio el ferrocarril de Georgetown a Maharcana en la Guyana inglesa. Alliende, María Piedad (1993): “Historia del Ferrocarril en Chile”, Goethe Institut / Pehuen Editores, Santiago, 1993
2.- Ilustran bastante bien esta visión, las palabras del Presidente de Chile, Federico Errázuriz Zañartu, dichas en 1873: “La locomotora va a resolver en breve tiempo el problema de tres siglos, manifestando prácticamente a los bárbaros pobladores de aquellos ricos e inmensos territorios, el poder y las ventajas de la civilización” . Ref. Alliende, María Piedad: op cit. p. 63.
3.- Buenos Aires vio incrementada su población en medio millón de habitantes entre 1890 y 1906, (de 520.000 a 1.063.000), y hacia 1.928 ya contaba con 2.230.000 habitantes; en el mismo periodo la población Río de Janeiro, creció de 523.000 a 811.000 habitantes (y tenía 1.158.000 en 1920)
4.- Outtes, Joel: “Disciplinando la sociedad a través de la ciudad. El origen del urbanismo en Argentina y Brasil (1894 – 1945)”, en EURE, vol. 28, nº 83, pp. 7-29, Santiago, mayo 2002.

19-11-2010

Teoría: Origen del urbanismo

por JcScG


No es posible comprender las ciudades contemporáneas, sin hacer referencia a las profundas transformaciones económicas que han experimentado las sociedades humanas desde la revolución industrial en adelante. En el mundo anglosajón la planificación urbana y el urbanismo como disciplina, nacen como respuesta a los graves problemas sociales y urbanos de las ciudades portuarias e industriales, justo después de la Gran Depresión de 1873-1890. Hecho no casual, considerando que tal como es posible hacer una correlación entre los grandes cambios económicos ocurridos en el mundo y los procesos de transformación (física y social) de las ciudades, también es posible relacionarlos con las transformaciones en los modos de “gobernar” tales cambios. Los cuales podrían ser agrupados en tres grandes momentos de la historia.

Un primer momento, que bien podría ser denominado como “post liberal” o de “reformismo social”, iría desde el nacimiento de la disciplina hasta la crisis de 1929, intenta responder a las señas inequívocas de la crisis del liberalismo económico, exigiendo cada vez una mayor intervención de parte del Estado, para enfrentar los desiquilibrios sociales y los efectos del deterioro de las ciudades, que comenzaban a obstaculizar el crecimiento económico. En este periodo, en el cual se masifica la idea de que el “interés público” debe ser perseguido por el Estado, se institucionaliza la planificación urbana, emergiendo respuestas como la “ciudad jardín”, la “higiene social”, la “zonificación” o la “surburbanización”, entre muchas otras; cimentándose de paso las bases teóricas del urbanismo.

Un segundo momento, “planificador” o “desarrollista”, corresponde al período que va desde la crisis de 1929 hasta la crisis del fordismo en los años 60s y 70s, el cual se caracteriza por la fuerte presencia del Estado en la planificación de la economía y la sociedad. Si bien, a nivel teórico puede concebirse como la continuación natural de las preocupaciones que dieron nacimiento a la disciplina, en este periodo se desprende de las perspectivas demasiado liberales e individualistas, encontrando en la Gran Depresión de los años 30s la justificación necesaria para “corregir” las inequidades del libre mercado por medio de la acción estatal. Durante este período, fuertemente influenciado por las ideas de Keynes(1), se sientan las bases de un nuevo sistema monetario mundial fundado en un mayor proteccionismo, se promueven políticas de desarrollo e industrialización impulsadas por el Estado y se desarrolla la disciplina urbanística como una herramienta fundamental en este proceso.


Sin embargo, la crisis económica de fines de los años 60s y comienzos de los 70s(2), que derivó en una progresiva desindustrialización de las ciudades europeas y norteamericanas, puso en entredicho en todo el mundo los modelos de planificación de corte keynesiano. Dando pie a un tercer momento, que bien podría denominarse “pos-moderno”, dada la emergencia de una pluralidad de enfoques y la yuxtaposición de disciplinas, en un horizonte donde todo parece gozar del mismo status de legitimidad; o bien “neo-liberal”, dada la naturaleza de las nuevas políticas económicas(3) que están a la base de las nuevas políticas urbanas. Independiente de que las respuestas sean “reformistas” o "conservadoras”, en este periodo se tiende a reciclar buena parte de los constructos teóricos, dispositivos técnicos e instrumentos anteriores. Una de las características de esta fase es que el vínculo entre las transformaciones en los estados (que pierden relevancia), en la economía (que se desvincula del territorio) y en la sociedad (que se “globaliza”), debilita el modelo de organización en base a estados-nacionales, abríendo nuevas posibilidades para dimensiones infra-nacionales.

Notas:
1. Ver, John Maynard Keynes (1936),The General Theory of Employment, Interest, and Money”, Macmillan, Cambridge University Press.
2. Normalmente identificada con la caída de los valores bursátiles de 1969, el fin de los acuerdos Bretton-Wood en 1971 y la crisis del precio del petróleo de 1973.

3. Cuyos ejes centrales son la desregulación, la privatización, la flexibilización del mercado del trabajo y la descentralización espacial.

Imágenes:

1. "The Strike" (1886), Robert Koehler.
2. Refinería de Petróleo ENI de Gela (Sicilia), construida como parte de las políticas de desarrollo promovidas por el Estado, de inspiración keynesiana, en Italia.
3. Población en Ciudad del Cabo, Sud África. Foto de Theo Scheffle
r.

Referencias:

Bairoch, Paul (1996), Cinq millénaire de croissance urbane, en I Sachs - compilador -, Quelles villes, pour quel développement?, Puf, Parigi. pp.17-60.

Benevolo, Leonardo (1996), “La città nella storia d'Europa”, Laterza, Roma-Bari.

Hall, Peter (1996), Las ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX, Ed. del Serbal, Barcelona.

Le Galès, Patrik (2006), Le città europee. Società urbane, globalizzazione, governo locale, Il Mulino, Bologna.

Plaisant, Alessandro (2009), La partecipazione nel governo delle trasformazioni del territorio. Strumenti innovativi per costruire la città dei diritti, Franco Angeli, Milán.

Swyngedouw, Eirk; Moulaert, Frank & Rodríguez, Arantxa (2002), Neoliberal urbanization in Europe: Large-Scale Urban Development Projects and the New Urban Policy, en Neil Brenner & Neil Theodor, Spaces of neoliberalism: urban restructuring in North America and Western Europe, Blackwell, Oxford. pp.195-229.
Véron, Jacques (2008), L'urbanizzazione del mondo, Il Mulino, Bologna.
Vicari Haddock, Serena (2004), La città contemporanea, Il Mulino, Bologna.

06-11-2010

Proyecto Bicentenario: Comunicando a través de la ciudad

por JcScG



Existe una cierta tendencia, desde los últimos 30 años, según la cual a través de grandes proyectos de intervención urbana, el poder político en alianza con el sector privado, hacen uso de la ciudad para dar grandes menjaes la ciudadanía, otras ciudades y el resto de los estados. Reflejando en el espacio urbano el diseño de sociedad que subyace a las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales especificas, que esde fines de los 70 y comienzos de los 80 han sido promovidas por el Estado. En este sentido, el urbanismo como disciplina ha servido como herramienta para plasmar en la ciudad determinadas intenciones culturales, expresadas en proyectos con carga simbólica, aun cuando en Chile hubo que esperar hasta los 90 para que se expresara dicho potencial.

Siguiendo esta lógica, el Bicentenario de la República en Chile fue concebido por el Estado como una oportunidad de plasmar, en el espacio urbano, los frutos del modelo de modernización neoliberal, dando cuerpo a un proyecto de alcance nacional cuya misión era cambiar el “rostro” de las principales ciudades del país. En un marco de fronteras abiertas al libre trafico de bienes y servicios económicos, culturales, y hasta políticos, el Proyecto Bicentenario pretendía materializar, con obras de alto contenido simbólico, el cumplimiento de uno de los principales objetivos de los gobiernos chilenos de la fundación de la república, alcanzar el estándar de vida de los países mas industrializados o el anhelado desarrollo, situando al país en el umbral del “primer mundo.”

En el caso de Concepción, apoyado en falta de patrimonio arquitectónico, el análisis del proyecto desnuda claramente la dirección que conlleva, pues en contra de determinadas declaraciones de intención y objetivos expresos, no se relaciona con la identidad y la dinámica social de la ciudad, sino que lo hace con el diseño de sociedad que se promueve. Más que responder a las intenciones, necesidades, expectativas y potencialidades de la ciudadanía, parece solo dar cuenta del tipo de sociedad que se está construyendo, si no existiese otra posibilidad.

Desaprovechando la oportunidad de pensar colectivamente las ciudades, de plantear un futuro de ciudades sostenibles, con una amplia dotación de servicios (primarios, secundarios y suntuarios), con sociedades más robustas y plurales; se optó tan solo, por "cambiar la imagen" provinciana, con trazos modernistas, por una contemporánea, con grandes obras de ingeniería, un "skyline" más alto y nudos viales. Como si la ciudad fuese tan solo un escenario, cuya "escenografía" se puede cambiar periodicamente sin que genere ningún conflicto o bien, esperar la ocurrencia de un terremoto o calamidad que se haga cargo de demoler lo que hay.

18-10-2010

Ciudades: Gela

Por JcScG

Lejos, en uno de los rincones más difíciles de llegar de la costa siciliana, al sur de la isla, frente a las costas africanas se encuentra la ciudad de Gela. Un pequeña ciudad de cerca de 90 mil habitantes, prácticamente desconocida fuera de los límites de la bota itálica. Fundada hace demasiados siglos por los griegos, como muchas ciudades en esas tierras, hoy vive entre el olvido de parte del estado y un especie de anárquico dinamismo.

Conocida por estos lados como el "hoyo negro" de Sicilia, es de los pocos lugares de esta bella isla al cual casi no llegan turistas. A decir verdad, no sorprende, pues entre la presencia de una enorme refinería de petróleo y una difundida degradación urbana, ofrecen un panorama poco atractivo, en comparación con el resto de Sicilia.

A pesar de que es fácil construir el estereotipo de un lugar caótico, ya que se caracteriza por estar construida, en gran medida, fuera de cualquier tipo de norma urbanística, por lo que ha recibido el título de la capital del "abusivismo" (en alusión a la construcción "abusiva" de casas y departamentos); por la criminalidad organizada, que parece gobernar el lugar; por la presencia de bandas de sicarios adolescentes y la costumbre local de incendiar automóviles, como método de venganza o intimidación.

Sin embargo, Gela es mucho más que eso. Pues, sorprendentemente, a pesar de tener indicadores sociales deficitarios - alta cesantía, contaminación y criminalidad -, es lugar lleno de vitalidad. De hecho, al entrar a la ciudad, pasado el impacto del desorden y fealdad de la autoconstrucción (que asemeja bastante a ciertos sectores populares de Sudamérica o el Medio Oriente), uno se enfrenta a un lugar lleno de vida, donde la gente está en la calles, ocupa los espacios públicos o deambula por la costanera. Es más, visto en detalle, comienzan a apreciarse los pequeños tesoros que guarda esta ciudad, y hablando con la gente, sorprende la visión positiva que se siente de un futuro por construir, que convive con la desesperanza aprendida del fracaso de un modelo de industrialización que debía traer el desarrollo, y sin embargo, no fue capaz de cumplir sus promesas.

... continuará



08-10-2010

Apuntes n°3: Razonando en torno a un enfoque semiológico de la ciudad

Asumiendo que, la ciudad, más allá de ser un espacio físico, constituye un espacio cultural y que el eje que define lo cultural descansa sobre cierto orden de significaciones que se artícula como sistema simbólico; en términos lógicos, el espacio urbano (en tanto espacio con sentido) se estructura un espacio cultural en especial en lo referido al modo como éste influencia, condiciona o determina acciones, conductas, situaciones y da lugar a formas de vida.

Desde esta base cobra basante sentido la idea que el urbanismo, la disciplina destinada a estudiar, planificar, organizar y diseñar racionalmente los espacios urbanas, tiende a tranformarse en práctica e ideología al mismo tiempo; entendiendo que "las ideologías son las representaciones mentales que forman la base de la cognición social, esto es del conocimiento y actitudes compartidas del grupo."(1) Al encontrarse en la base, las ideologías organizan las otras creencias sociales, como el sentido común y los imaginarios sociales. Así, los grupos que se situan en posiciones de poder, regulan no sólo las “creencias verdaderas” (el conocimiento) verificadas según algún criterio de verdad socialmente aceptado, sino especialmente el sistema de "creencias evaluativas" (actitudes) que los grupos comparten sobre ciertas cuestiones sociales.

Así dadas las cosas, el urbanismo, sea desde la trinchera del estudio de los fenómenos urbanos, como en la planificación concreta de proyectos de intervención urbana, da forma, sentido y validez social a una serie de discursos diversos, que se condensan en él. En este sentido, se hace necesario
un análisis semiológico de las ciudades, que vincule procesos de percepción, significación y representación, ya que a través de la ciudad cotidianamente se llevan a cabo una serie de "transcripciones" culturales y valorativas por parte de sus habitantes.

Por ejemplo, buena parte del éxito o el fracaso en la construcción de grandes proyectos urbanos (el Barrio Cívico de Concepción, Puerto Madero en Bueno Aires o el Guggenheim de Bilbao), está determinado por un proceso de interrelación, o cierta reciprocidad, entre el diseño (y construcción) y la apropiación espacial por parte de los habitantes y transeúntes. Quienes a fin de cuentas son quienes, por medio de la experiencia, le dan sentido a tales espacios, independiente de lo que se pretendía representar en el diseño de la obra.

Es decir, se procuden tensiones entre las funciones formales y simbólicas (ideológicas)de las obras, proyectos, intervenciones y políticas llevadas a cabo en las ciudades (es decir para lo que fueron elaboradas y lo que pretenden representar), y la apropiación material y simbólica que las personas hacen de ellas (es decir, las dinámicas sociales que se dan en o a partir de ellas). Este esquema simplificado, sirve no obstante, para mostar que el proceso de significación de un espacio urbano X, implica siempre un fenómeno dinámico, cambiante y contradictorio, cuyos sentidos constantemente se superponen.


Nota:
1.- Van Dijk, Teun A - compilador - (2001),
El discurso como interacción social II: Una introducción disciplinaria”, Gedisa, Barcelona.

30-09-2010

Ciudades: Leipzig

por JcScG (1)

La otrora próspera ciudad sajona, hacia fines de los 80's, era una de las ciudades más deprimidas de la RDA. Enfrentada a las duras pruebas inpuestas por la unificación alemana y a pesar de los múltiples intentos por revitalizarla, la ciudad no ha sido capaz de detener su proceso progresivo de contracción demográfica.

Fundada en el siglo XII, con el paso de los siglos se convirtió en uno de los centros comerciales más imporates de Alemania. Con la emergencia de la revolución industrial se transformó además en unos de los principales núcleos ferroviarios de Europa y en una importante ciudad industrial, llegando a albergar a cerca de un millón de habitantes.

Luego de la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial, la ciudad nunca volvería a reeditar su antiguo esplendor. A pesar de haber sido ocupada por las tropas de EE.UU. en 1945, la ciudad pasaría a control soviético como consecuencia de los acuerdos de Yalta. Durante el periodo de la RDA la ciudad recuperó buena parte de sus funciones industriales y de comercio, siendo la segunda ciudad más importante de Alemania del Este y una de las principales del bloque oriental.

Sin embargo, fue progresivamente decayendo en la misma medida que lo hacía el país y el bloque socialista en su conjunto. La reunificación encontró a Leipzig con una base económica anticuada y un centro histórico degradado. Los esfuerzos llevados a cabo desde entonces, si bien, se han traducido en el "aburguesamiento"(2) de algunas zonas como la Estación de Trenes y los antiguos mercados, no han sido capaces de revertir la pérdida endémica de población.

Hoy en día en el centro de Leipzig existen cerca de 55.000 casas y apartamentos desocupados, y la ciudad en su conjunto tiene 100.000 habitantes menos que hace 20 años. No obstante, como en muchos otros casos de contracción urbana, en Leipzig el proceso de pérdida de población coincide con un crecimiento de los suburbios y los poblados satélites, donde se han instalado, además, nuevas empresas, una planta de la BMW (diseñada por Zaha Hadid), un nuevo recinto ferial, servicios e infraestructuras para el transito y la circulación de bienes, mercancias, personas e información.

En resumen, escarbando ligeramente más allá de los "cliché" de su historia, Leipzig nos ofrece una realidad compleja y sugestiva. Una ciudad donde, en apariencia, coexisten la inmovilidad de la depresión y el dinamismo de la renovación, sin que quede claro aún del todo claro, hacia que lado se cargará la balanza.


Nota:
1.- Escrito a partir del análisis sobre la contracción demográfica de la ciudad en: www.shrinkingcities.com
2.- Traducción libre de la palabra "gentrification".

Fotos:
1.- Edificio de la Opera de Leipzig en la Ausgustusplatz, hacia 1900. (wikipedia)
2.- Edificios abandonados de Leipzig. (www.shrinkingcities.com)


14-09-2010

Bicentenario en Concepción, un proyecto fallido

por JcScG



En la primera cuenta pública que hizo Lagos como Presidente, el 21 de mayo de 2000, se invitó a las 4 principales ciudades de Chile(1) a pensar de qué manera les gustaría encarar el Bicentenario, específicamente, en lo relativo a su imagen urbana. Para ello se creó una comisión, el Directorio Ejecutivo de Obras del Bicentenario, que estaría encargada de seleccionar, patrocinar y promover las obras que se presentaran. Sin embargo, considernado que el presupuesto nacional no se asignó un financiamiento especial para la ejecución de obras, la función de dicha estructura consistiría en la coordinación de esfuerzos y voluntades, buscando vías de financiamiento, a través de la alianza de capitales públicos y privados.


En cada uno de las ciudades la idea del "Bicentenario" cuajó de modo diferente, mientras en Santiago terminó pasando relativamente desapercibido, con planes fallidos y obras inconclusas, más allá de algunas obras de vialidad; en Antofagasta, sirvió para cambiar la imagen del borde costero; mientras que en Concepción se entrecruzaron varios elementos, implícitos en la retórica que pretendía materializar en el espacio urbano el discurso del Bicentenario, dada la complejidad propia de la ciudad.


De acuerdo a una visión de largo plazo, en Concepción se pretendía construir lo que debería ser un polo del “centro histórico” del futuro, el Barrio Cívico. Adoptando con cierta flexibilidad una noción de centro histórico, según la cual serían “todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo”(2). La construcción, ex novo, de todo un sector (entre la Estación de FF.CC y el río Bio-Bío), vendría a representar el anhelo de convertirse en una gran capital regional, respondiendo no solo a las necesidades del mundo actual, sino sobre todo dando un mensaje a la nuevas generaciones: “hagan de estos espacios un hito histórico del futuro”(3).

La facilidad de apostar a la posibilidad de construir el patrimonio del futuro, se basa en una realidad elocuente. Así como en Santiago es posible concebir las escasas obras coloniales y las levantadas en el siglo XIX y principios del siglo XX, como los hitos arquitectónicos y urbanísticos que retratan el paso de la historia por la ciudad, en el caso de Concepción, el único elemento que vincula a la ciudad con su pasado es el trazado (la grilla) del centro de la ciudad, que data de 1763, mientras la ciudad original (levantada en 1550) se perdió por completo. Pues la escasa presencia de edificaciones de tipo patrimonial y el nulo interés por proteger estudiar y presevar este escaso patrimonio, configuran un centro que no hace referencia a la historia de la ciudad y su gente, dejando abierta la posibilidad de construir de la nada lo uqe debiera transformarse en el patrimonio del futuro.

Tradicionalmente, se asume que la importancia del centro histórico de las ciudades está ligado al valor social que la población les asigna. Desde esta perspectiva, en ciudades como Concepción, que en un par de generaciones se han transformado a si mismas, sin conservar grades ataduras espaciales con el pasado, pareciera que la identificación se da más hacia la posibilidad de re-edificarse continuamente, que en la conservación del patrimonio existente.

Diseñar una y otra vez planes para cambiarle el rostro a la ciudad, esperando emprender alguna vez las obras "definitivas" que perdurarán en el tiempo y se transformarán, en 50 o 100 años más, en el patrimonio histórico de sus futuros habitantes. Es en esta posibilidad histórica, donde se alimentan las esperanzas de las autoridades e instituciones que dieron lugar a las obras que recibieron la categoría Bicentenario en el Gran Concepción. Pero sin considerar que, poco más de 100 años atrás, se hizo lo mismo siguiendo el ejemplo de Vicuña Mackenna, y que en los 40's la comisión de Reconstrucción y Auxilio, volvió a cambiarle la imagen urbana a la ciudad; y sin integrar

Considerando que el patrimonio construido es lo que vincula a las ciudades con su historia, la ausencia de precupación por su identificación y preservación, que deriva en una negligente degradación, deterioro y desaparición de edificios patrimoniales, deja un terreno libre para desarrollar toda clase de proyectos con una gran carga simbólica, como el proyecto Barrio Cívico, por ejemplo. Subyace a estos propósitos, la idea de rehacer periódicamente la ciudad, de volver a crearla dándole un nuevo significado.

En este caso particular, es posible señalar que los objetivos finales perseguidos por la Comisión Bicentenario, no decían relación con atender a los requerimientos de los actuales ciudadanos, sino por el contrario, la construcción de referentes identitarios para una población que no aún no existe.


Notas:
1.- Antofagasta, Santiago, Valparaíso y Concepción. Luego se haría extensiva a todas las ciudades con más de 75.000 habitantes.

2.- Hardoy, Jorge y dos Santos, Mario: “Impacto de la urbanización en los centros históricos latinoamericanos”, Proyecto Regional de Patrimonio Cultural y Desarrollo, PNUD / UNESCO, 1983. Cita del Documento final del “Coloquio de Quito”, 1977.

3.- Declaraciones de Jaime Tohá, Ministro de Obras Públicas entre 1998 y 2000, e Intendente de la Región del Bio-Bío entre 2000 y 2006, y 2008 y marzo de 2010.


Imágenes
1.- Remodelación de la Estación de Ferrocarriles de Concepción, convertida en sede del Gobierno Regional del Bio-Bío, nuevo Barrio Cívico.

2.- Foto aérea de la zona entre la antigua Estación de Ferrocarriles y el río Bio-Bío en Concepción, donde se construyó el Barrio Cívico.

05-09-2010

Historia: Evolución histórica de la ciudad latinoamericana (segunda parte)


1.- De las políticas de desarrollo a la "crisis social"

Los años 40's y 50's en América Latina se caracterizan por la masificación de políticas de desarrollo, de inspiración "keynesiana", promovidas por el Estado(1). Por un lado, para hacer frente a los efectos de la crisis de 1929 y, por otro, para conducir a los distintos países al desarrollo económico. Bajo el sombra de la CEPAL, estas politicas tomaron la forma de un "desarrollo hacia adentro", sobre la base de una industrialización por sustitución de importaciones y la creación de polos de desarrollo(2). Este período, en el cual el Estado tenía un rol central en la planificación económica, pero sin anular la presencia del sector privado, ha sido denominado "desarrollismo"(3).

En aquella época, en distintos países, el estado llevó adelante grandes intervenciones y proyectos urbanos(4), sea con el objetivo de remodelar el espacio público de distintas ciudades, como de enfrentar los efectos de la masiva inmigración rural. Intervenciones hechas, de acuerdo a los principios de la racionalidad científica, traducida muchas veces, como una exaltación del modernismo europeo y estadounidense. La otra cara de este proceso, lo constituye la subestimación de lo local(5), a menudo visto como fragmentario, recesivo, obstáculo al desarrollo y como ejemplo de atraso cultural.

Sin embargo, a partir de los años 60's América Latina entró en una fase crítica de su historia. La población todavía crecía a ritmos elevados, las grandes ciudades se volvían metropolis cada vez más grandes y no se lograban manejar los problemas derivados del crecimiento demográfico. El modelo económico desarrollista se encontraba virtualmente agotado, sin haber logrado producir los resultados esperados, a pesar de que países como Brasil continuaban haciendo crecer el PIB. Más aún, el propio modelo de desarrollo había impulsado las fuerzas sociales que desencadenaron las contradicciones (6), que sin lograr democratizar verdaderamente la sociedad, contribuyeron al fracaso del modelo.

Así se llega a un momento en el cual la economía se lentifica en muchos países, se desencadenan conflictos políticos y las ciudades se sobre pueblan. En este contexto, los análisis tradicionales que se hacían sobre la sociedad, las ciudades y la urbanización, cominezan a hacer referencia solo a sus problemas no resueltos, sean estos funcionales (caos urbano, servicios insuficientes), territoriales (extensión, fragmentación) y a los conflictos sociales, que en ambas dimensiones se verificaban (exclusión social, criminalidad, desigualdad). A partir de los años 80's, a este marco, se agrega el tema de la contaminación ambiental. Es decir, en 30 años la ciudad latinoamericana pasa de ser concebida como el lugar de la modernidad, de las oportunidades, como un verdadero motor de la modernización nacional, a ser percibida como la fuente de todos los males sociales y como un obstáculo al desarrollo.

Notas:

1.- Por ejemplo, en 1939 en Chile, luego del terremoto de Chillán, se crea la Corfo con el objetivo de reconstruir el país e impulsar su industrialización.

2.- Por ejemplo, en algunos países el Estado hizo directamente siderúrgicas (como Volta Redonda en Brasil o Huachipato en Chile) y refinerías de petróleo, al mismo tiempo que se creaban o consolidaban las grandes empresas petroleras estatales: YPF en Argentina (1922), YPFB e Bolivia (1936), Pemex en México (1938), Enap en Chile (1950), Ecopetrol en Colombia (1951) y Petrobras en Brasil (1953). Excepción hecha de Venezuela, donde recien en 1976 se crea PDV, luego de la nacionalización de los hidrocarburos.

3.- Entre los principales exponentes teórico del pensamiento "desarrollista" se cuentan: Raúl Prebisch, Anibal Pinto Santa Cruz, Víctor Urquidi y Fernando Henrique Cardoso.

4.- El más importante, sin duda, lo constituye la construcción de Brasilia, sin embargo, existen muchos otros. En Chile, por ejemplo, la construcción del Barrio Civico de Santiago (1937) o la reconstrucción de Concepción (y Chillán) de los años 40's, o bien, el Plan Serena (1948-1952), el cual reconstruyó un centro histórico que nunca había existido.

5.- Por ejemplo, comunidades rurales, populares, periféricas e indígenas.

6.- En los 60's quedan en evidencia los límites de la democracia formal, que debería haber llevado a las sociedades al desarrollo; no pudiendo enfrentarse los crecientes problemas sociales y políticos, se generaron dos grandes salidas: a) la via "revolucionaria", inspirada en el guevarismo, y que fue derrotada en casi todo el continente; y b) la via "autoritaria de mercado", promovida por Estados Unidos y grupos de poder económico local, que dieron lugar a toda una época de dictaduras militares, especialmente entre los años 70's y 80's.

Imágenes:

1.- Parlamento de Brasil, en Brasilia. Foto de Mario durán Ortiz

2.- Contraste entre una Villa Miseria y edificios de altura en Buenos Aires. Foto de Andrew Kaufman.

27-08-2010

Ciudades: Ivanovo, El corazón textil ruso

por JcScG

El proceso de acelerada urbanización mundial, que lleva a que más de la mitad de la humanidad viva en contextos urbanos (en 1900 lo hacía solo el 2%), creándose metrópolis cada vez más grandes, como si fuera la consecuencia natural de una evolución cultural, esconde una realidad extremadamente compleja.

En este contexto, a comienzos de los años 90's un cuarto de todas las ciudades del mundo (con más de 100.000 habitantes) perdía población, principalmente en los países industrializados. Es decir, se contraía demográficamente. Así por ejemplo, existen "contracciones" demográficas paradigmáticas como la de Saint Louis, Pittsbourgh o Detroit, en los Estados Unidos, cada una de las cuales perdió cerca del 50% de su población en unas cuantas décadas.

Generalmente, sea en los Estados Unidos, en el Reino Unido, en Alemania o Italia, estos fenómenos se encuentran relacionados con la crisis de la sociedad industrial de los años 60's (y 70's), que llevó a cerrar, relocalizar y reestructurar los emplazamientos industriales, haciendo innecesario contar con tales volúmenes de personas. Sin embargo, los motivos por los cuales muchas ciudades no solo no logran atraer población, sino que expulsan a la que tienen, son tan diversos como los contextos en que ello ocurre.

Existe en la Rusia europea una ciudad que una vez fue el corazón textil de toda la Unión Soviética. Fundada en 1561, es la ciudad donde, por ejemplo, se creó el primer "soviet" en 1905, gracias a la presencia numerosa de obreros industriales. Esta ciudad es Ivánovo, ubicada a unos 300 km al noreste de Moscú. Si bien, constituía un centro industrial importante desde tiempos de los zares, la ciudad tuvo un crecimiento explosivo durante la existencia de la Unión Soviética, llegando a ser una prospera "ciudad industrial".

A diferencia de sus pares occidentales, el carácter centralizado de la economía de la Unión Soviética, hizo que la "crisis de la industria" apenas se sintiera en Ivánovo, la cual sufrió los efectos de la restructuración económica recién una vez que se desmoronó el bloque soviético. Por medio de las reformas liberales, de la privatización de las empresas, de los bloques de vivienda social y la reducción del gasto público y del tamañao del Estado, las industrias de Ivánovo, sin poder contar siquiera con el algodón uzbeko, en pocos años mostraron ser ineficientes y economicamente insostenibles. En pocos años la ciudad pasó de tener 1.100.000 habitantes, a contrar únicamente 450.000, luego de que cerraran las grandes industrias textiles.

A pesar de estar ubicada en el llamado "anillo de oro industrial", en torno a Moscú, en la actualiadad la ciudad se caracteriza por ser una de las zonas más deprimidas del país. Así como, por la migración constante de su población joven (particularmente aquella instruida), por sus altas tasas de desempleo, por una reducción de la natalidad, por contar con grandes areas degradas y abandonadas en la ciudad. Paralelamente, la ciudad experimenta procesos de fragmentación espacial y de una creciente conflictidad social, la cual se traduce además, en el aumento de la influencia de las agrupaciones religiosas (cristianas y musulmanes).
Hacia fines de los años 90's, la ciudad producía solo el 22% de lo que hacía en 1989. Peor aun, algunas industrias funcionan tan solo para mantener en funcionamento la ciudad, a pesar de ser improductivas, por lo cual se pagan salarios bajísimos, que no alcanzan para cubrir las necesidades básica, reproduciendo una pobreza estructural. Otras, en cambio, fueron transformadas e centros comerciales y otras fueron abandonadas y lentamente desmanteladas.

2010

Imágenes:
1.- Ruinas industriales en Detroit. Foto de Wes Booden, Flickr, derechos reservados.
2.- Establecimiento industriales en Ivánovo. Foto de Marina Semenikhina, Flickr, derechos reservados.
3.- Centro de Ivanovo.



Notas:
Véase http://www.shrinkingcities.com/ivanovo.0.html?&L=1





22-08-2010

Incertidumbre. Futuro, tenemos un problema

Incertezza. Futuro, abbiamo un problema (versione in Italiano)
por JcScG

En la gestión de las crisis se evidencian los límites sociales de la aplicación de los modelos de política y de economía. América Latina ha conocido, con anticipación algunas de los virajes impuestos a nivel mundial en los años 90's, y ofrece una ocación especial para reflexionar sobre un problema más general: la dificultad a la hora de tratar el futuro.

La "predicción" parecía ser la forma necesaria, para para ocuparse de la sociedad, desde comienzos del siglo XX, cuando en cambio la economía se mostraba ser incapaz de hacer predicciones certeras. Una debilidad que se manifiestó con toda su fuerza con la crisis del '29 y que contribuyó a la confirmación de una modalidad particular de políticas, en las cuales la intervención del Estado era considerada el complemento natural, para hacer frente a la incapacidad predictiva de las fuerzas y de los actores sociales.

Pero no por ello disminuyó el deseo de vaticinar el futuro: a partir de los años 50's, bajo la estela del "kenesianismo" se multiplicaron los modelos teóricos que buscaban hacer encuadrar el cerco ,entre procesos económicos difícilmente controlables y exigencias de desarrollo. De este modo se llevaron adelante, por ejemplo, la estrategia de los "polos de desarrollo" en el sur de Italia y el "desarrollismo" en América Latina, bajo el gran paraguas de la CEPAL.

Sin embargo, también en esta oportunidad, la confianza no duro por mucho tiempo: ya desde los años 60's gana terreno la idea de que no es posible ofrecer modelos interpretativos generales, que sean capaces de responder a los problemas emergentes y al mismo tiempo de planificar los desafíos a largo plazo. Y a las cuestiones sociales, se le suma la problemática ambiental, dos de los campos mayormente afectados por la incapacidad de las ciencias económicas, por una parte, y de la política por otra, para hacer frente a las crecientes dificultades.

Con posteriordad, las crisis de 1969-73 fue vista como un efecto de la sobreestimación, por largo tiempo, de las posibilidades efectivas de control; y como el fin de las esperanzas puestas en un modelo de desarrollo "keynesiano", en el cual todavía se presumía posible perseguir la maximización de las ventajas colectivas. Los efectos sociales y territoriales de dicha perdida de confianza se hicieron sentir de manera de manera asincrónica, sea a nivel estrcutural como a nivel local, al menos hasta fines de los años 80's y los años 90's, cuando las políticas de inspiración neoliberal se volvieron hegemónicas, sobre la base de la recuparación de la economía global.

Dejando a las espaldas la herencia del periodo de las grandes intervenciones del Estado en la economía, se pudo abrazar con gran optimismo la idea de la desregulación, apuntando más al crecimiento económico y menos al desarrollo. La austeridad fiscal fue una de las respuestas que los contextos urbanos (en especial en los anglosajones) tuvieron que enfrentar, incidiendo sobre todo en el gasto público. De este modo nace la alianza entre agentes públicos e inversionistas privados como mecanismo de revitalización de las frágiles economías urbanas.

Por ejemplo, principios como la "partnership", desde entonces, han influenciado las políticas de la Comunidad Europea, de los años 90 en adelante. Una vez más América Latina ejemplifica nitidamente este paso, en el cual el sector privado reemplaza al Estado como motor del desarrollo urbano, sea por medio de la liberalización del suelo, la flexibilización de las normas o por la conseción de obras públicas. Sería fácil argumentar que en el modelo que ve las ciudades como el motor de la economía, los grupos de poder (lobbies) locales, nacionales y globales, que actuan en compotencia entre sí, negociando posiciones y ocasiones con el estado; serían los que estarían dando forma a las ciudades contemporáneas y a sus nuevos problemas. Al menos hasta ahora, momento en el cual las ciudades pasaron de ser el motor de la economía al catalizadores de la crisis global de 2008.

En todo este contexto, lo que fue pasado por alto en la planificación de las intervenciones urbanas, al menos desde hace los años 50's, es la complejidad social, histórica y cultural intrínseca a las ciudades. Dado su carácter heterogeneo, la complejidad se vuelve más problemática cuando se enfrentan situaciones de crisis. La complejidad única de cada contexto local se presenta, entonces, como un problema que se añade a la incertidumbre inerente al sistema económico. Un problema que, sin embargo, puede contener en sí mismo las respuestas, siempre que sea incluido como parte de una estrategia sostenible a largo plazo.

No obstante, una de las grandes dificultades en este sentido, es que la consecuencia de los fenómenos exonomicos y de las transformaciones sociales, no se evidencia de inmediato en la forma física de las ciudades, y muchas cosas se hacen evidentes cuando ya es demasiado tarde. En general, los modelos de gestión de la crisis seguidos por la disciplina económica, han insistido, hasta ahora, en buscar el modelo interpretativo más sofisticado posible para poder controlar la realidad. Probablemente, sería oportuno desarrollar metodos mejores, y más específicos, para gobernar la complejidad.

2010


Imágenes
1.- George Grosz, "Grauer Tag", (día gris) 1921.
2.- Area industrial abandonada, ruinas de la ex-siderúrgica Italsider de Bagnoli, Napolés, Italia.


Nota:
Original en italiano, aparecido el 27 de febrero de 2010, en Daily Planum n°3, suplemento de "Planum - The European Journal of Planning", en el marco de la XIII Conferencia de la Sociedad Italiana
de Urbanistas (SIU), llevada a cabo en el Departamento de Estudios Urbanos de la Universidad Roma Tres.

15-08-2010

Apuntes n° 2: ¿Qué pasó con el fin de la territorialidad?


Por JcScG

Hacia fines de los años 90s, cuando se hacía alusión al explosivo crecimiento de las redes de comunicación y su impacto en todas las esferas de la vida social, era fácil caer en la tentación de pensar que se asistía al proceso de superación de la territorialidad. El fin de las jerarquías territoriales, que proponía, entre otros Baigorrí(1); el cual conllevaría a la reformulación de la espacialidad a partir de ciertas coordenadas culturales virtuales (cibercultura), que se extienden por todo el globo.

Esta visión se fundamentaba en el supuesto de que la configuración sociocultural contemporánea se caracterizaba por la presencia de una estructura no jerárquica (horizontal), carente de un centro fijo, flexible y adaptable, que podía ser concebida como un espacio “alternativo” (espacio virtual). Este “espacio” venía a transgredir la topología del mundo que nos acostumbramos a habitar, ofreciendo una espacialidad virtual, en la que los territorios conocidos quedarían abolidos. En este marco, el espacio no constituiría un “a priori”, como tradicionalmente se tendía a concebir, sino una imagen. Ni real, ni irreal, simplemente virtual(2).

Lógicamente la “realidad virtual”, como espacio nuevo donde se desarrollan las relaciones sociales y de intercambio (de bienes, servicios e información), es una entidad desterritorializada capaz de engendrar varias manifestaciones concretas, e incluso comunidades enteras, en distintos momentos y lugares, sin por ello estar ligada a un lugar o a un tiempo específico. Pues, “la universalización de la cibercultura propaga la co-presencia y la interacción de cualquier punto del espacio físico, social e informacional” (Levy, 2001) (3).

En este sentido, sería irrelevante si se vive en Montreal, Teherán o Budapest, para participar de una comunidad determinada o de las alternativas que ofrece esta otra dimensión de la realidad. Una dimensión resignificada y codificada de tal forma que todo parece poder estar disponible en cualquier parte todo el tiempo. Por lo cual resultaría imposible fijar la realidad en alguna coordenada espacio temporal concreta.

Ahí sería donde la territorialidad comenzaría a palidecer. Si no fuera porque que los contextos territoriales (y las condiciones materiales de vida) de cada comunidad o persona, no son sólo importantes para los excluidos por la “brecha digital(4), sino también para aquellos que estando integrados a las redes globalizadas de información, deambulan en la bi-dimensionalidad (entre lo material y lo virtual) de la realidad sin aparente conflicto.

Después de haber participado en un foro sobre historia usuarios de Latinoamérica, de haber visto en directo un partido de la Champions League jugado en Londres, de haber leído los titulares de la prensa de Estados Unidos, de haber realizado transacciones financieras en un Banco chileno, de relacionarse solo por Twitter o Facebook, de haber conversado con un familiar en España por Skype, de haber comprado un libro on-line en una librería de Turín y de haber vendido un sombrero por E-Bay a un comprador inglés; después de hacer todo eso sin salir de su departamento en Roma, una persona fácilmente puede sentirse afectada por el cierre de un supermercado en su barrio, por el derrumbe de un edificio que asociaba a su niñez, por el cambio de tráfico de una calle, por la huelga de los basueros o por la simple instalación de un letrero de no estacionar frente a su casa.

Pero no solo ello. La emergencia del calentamiento global como tema en la agenda pública, o del terrorismo como tema de preocupación mundial, le devolvieron al territorio en poco tiempo una centralidad que había ido perdiendo durante las últimas dos décadas. La recesión económica que siguió a la crisis financiera de 2008, no hizo sino confirmar esta tendencia, haciendo relucir una serie de problemas urbanos que en muchos lugares se creían desterrados o controlados, tales como altas tasas de desempleo, la marginalidad, la pobreza o la violencia urbana.

Es decir, independiente de cuan integrado se esté a las redes mundiales de información, de cuan globalizadas sea las ciudades contemporáneas y cuan homogénea la cultura que se consume en todo el mundo, hasta que no seamos capaces de suplir la dimensión cotidiana de la vida humana experimentada a través de los sentidos, el espacio físico siempre va a poseer una relevancia incuestionable.

Aún en un futuro escenario hipotético, donde de “ciudadanos” (5) pasemos a ciber-habitantes, encerrados en pequeñas burbujas individuales, donde “virtualmente” desarrollemos nuestra vida sin mayor contacto con la sociedad y el entorno material, basta una ordenanza municipal que determine la construcción de una autopista de alta velocidad frente a nuestro apartamento; que por la negligencia de sus autoridades se suspenda el suministro de electricidad, o de recolección de basura; que ocurra una catástrofe (terremoto o inundación); y de pronto la ciudad, esa ciudad específica y ninguna otra, o el “desconocido espacio que nos rodea”, adquirirá una existencia y una relevancia imprevistas.

Notas:
1Baigorrí, Artemio: “Hacia la urbe global: ¿El fin de las jerarquías territoriales?”, Universidad de Extremadura, ensayo presentado al XIV Congreso Mundial de Sociología de la ISA, RC07 Future Research Session, Montreal, Julio 1998
2Cuadra, Álvaro: “De la ciudad letrada a la ciudad virtual”, LOM Ediciones, Santiago, 2003.
3Levy, Pierre: “Cibercultura”, Editorial Dolmen, Santiago, 2001.
4Castells, Manuel: “La divisoria digital: una perspectiva global / Los retos de la sociedad red”, en La galaxia Internet, Plaza y Janés, Barcelona, 2001.
5En el sentido clásico de la palabra que lo define como un miembro de una comunidad política vinculada a un territorio particular.

Imágenes
1.- Extracto de "autopista de la información de alta velocidad", hecho por Truelight9

2.- New Orleans bajo los efectos del Huracán Katrina. 2005.
3.- Crisis de la recolección de basura en Palermo, Italia.