por Juan Carlos Santa Cruz G.
Existe en el mundo una serie de ciudades que en los últimos años han sido denominadas shrinking cities, es decir ciudades en "contracción". Fenómeno que suele asociarse a ciudades industriales, que a raíz de la crisis de la industrialización y el fordismo, a partir de fines de los años '50s y los años '60s comenzaron un progresivo proceso de desindustrialización y pérdida de población, que se consolidaría en los años 70s. Ejemplos paradigmáticos de este tipo de ciudades son: Detroit y San Louis en los EE.UU.; Manchester y Liverpool en el Reino Unido; Leipzig y Halle en Alemania oriental; y un sin fin de otras ciudades.
En 2002 un grupo de investigación, reunido bajo el nombre "Shrinkingcities", se dio la tarea de identificar y estudiar estos lugares. Llegando a la conclusión que, entre 1950 y 2000, unas 350 ciudades con más de 100.000 habitantes: 59 en EE.UU, 27 en Gran Bretaña, 26 en Alemania y 23 en Italia; habían sufrido pérdidas de almenos el 10% de su población. Mientras que a partir de 1990 la misma suerte le ha tocado a 13 ciudades en Rusia, 22 en Ucrania, y 13 en Kazajstán. Llegando a afectar a casi un 25% de todas las grandes ciudades del mundo. Las principales razones que las explicarían serían: la desindustrialización de las economías avanzadas, el colapso del bloque soviético y la ocurrencia de guerras, catástrofes y epidemias.
Dicha realidad, aplicada a un país Sudamericano - por ejemplo Chile - parece ajena, extraña a sus procesos históricos, económicos y sociales. Toda vez que las crisis económicas tradicionalmente han impulsado la migración campo ciudad, incrementando el tamaño de la ciudades. Incluso cuando ocurrío el masivo cierre de fábricas y empresas en los años 70s y 80s, como consencuencia de los ajustes estructurales tendientes a reducir el tamaño del Estado, la crisis de la deuda de 1982 y la privatización de la mayor parte de las empresas públicas, las ciudades chilenas no dejaron de crecer. Aumentó el desempleo y la población de las grandes y medianas ciudades, las cuales se llenaron de personas en busca de trabajo. Que fueron vitales durante la recuperación de fines de los '80s y los años '90s.
Sin embargo, existe una ciudad chilena que va contra la tendencia al crecimiento del país sudamericano: Lota. Ya a comienzos de los años '70s bordeba los 50.000 habitantes, y 40 años más tarde tenía solo 47.000, mientras el país duplicó su población en el mismo período y la mayor parte de las ciudades crecieron considerablemente. A pesar de que no es posible aplicar la categoría "shrinking cities" a ciudades chilenas, el débate desarrollado en torno a ellas nos da luces para analizar el caso de Lota desde otra perspectiva, insertándola en procesos globales que afectan incluso a las pequeñas economías emergentes sudamericanas.
Entre 1992 y 2010, un 6% de población, pero la decadencia de Lota es más económica y social, que demográfica. La crisis de Lota ha sido descrita solo como un ejemplo del ocaso de una company town minera, como han ocurrido varios en la historia de Chile: las oficinas salitreras, Sewell o Chuquicamata. Es decir, campamentos mineros que desaparecen cuando cierra la actividad minera, tal como está ocurriendo en El Salvador. Sin embargo Lota es mucho más que una "company town" carbonífera, de hecho a lo largo del siglo XX dejó de serlo. No era un "simple campamento", es y era una ciudad a todos sus efectos, si bien su economía dependía de la actividad minera, su sociedad se desarrolló mucho más allá.
En la medida que se agudizaba la crisis del carbón, en el marco de la crisis energética de los 70s y las reformas neoliberales del Régimen Militar, la ciudad empezó a decaer. Durante la dictadura pagó caro su condición de ciudad obrera y sindicalizada, recibiendo escasa atención. En los 90s los planes de conversión productiva, que siguieron al cierra de la "mina", fueron insuficientes e ineficaces, fracasando. Dejando una ciudad degradada, con grandes áreas ex-industriales abandonadas, con altos niveles de desempleo y de pobreza (2 o 3 veces la media nacional), zonas contaminadas y escasas perspectivas de desarrollo.
La pregunta queda abierta, considerando que sus ciudades "vecinas" - vinculadas a la industria carbonífera - continuaron creciendo entre 1970 y 2002: Coronel (67%), Lebú (79%) y Curanilahue (96%),; ¿es posible considerar a Lota una ciudad en contracción?.
Imágenes
1° Leipzig, industrias abandonadas.
2° Lota, yacimiento de carbón abandonado. Foto: Juan Pablo Grau N.
3° Lota, detalle yacimiento de carbón abandonado. Foto: Juan Pablo Grau N.
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