04-08-2010

Táranto: ciudad a la espera (segunda parte)

Por JcScG

Se accede a la isla(1) por el puente de Porta Napoli el cual desemboca en la plaza Fontana: de origen bizantino, fue víctima de una triste intervención en acero para recordar la industrialización de la ciudad. Desde ahí es posible adentrarse en las estrechas callejuelas del tejido urbano de la "Ciudad Vieja", o bien, ir hacia el "lungomare" (costanera), que rodea la isla, para salir de ella velozmente.

Si bien la ciudad histórica es fascinante, no es lo que esperábamos, entre varias razones, porque se sabía que el ára había sido objeto de programas de recualificación urbana. Sin embargo, no es simple identificar el éxito de tales intervenciones, más allá de alguna señalética, fachada, veredas restauradas o algún museo u oficina cerrada. Más que nada, son evidentes los signos del deterioro y el abandono.

Esta sensación de abandono, o de suspensión temporal, no hace más que reafirmarse a medida que uno se adentra en los pasajes y callejuelas de la ciudad. Hacia el sur, se deja la isla atravesando el puente giratorio(2), con el castillo aragonés(3) a la derecha y el "mar piccolo" a la izquierda, para entrar al "borgo nuovo".

Con un aire provinciano, un ritmo lento, calles más amplias y limpias, y una ordenada arquitectura de fines del siglo XIX y comienzos del XX, vendría a ser el verdadero corazón de la ciudad, donde es posible ver una vida urbana de acuerdo a cánones "normales", con flujos de personas de diverso tipo, con un tráfico moderado de automóviles y transporte público, comercio, negocios abiertos, vitrinas arregladas, algunos cafés y restaurantes, como si Taranto fuese una ciudad como muchas otras. Pero no lo es.

En la ribera opuesta del mar piccolo, la situación es muy diferente. Extendiéndose justo sobre los márgenes de los establecimientos industriales, la vida en los barrios Tamburi y Porta di Napoli se desenvuelve, literalmente, bajo la pestilencia de la siderúrgica y tienen bien poco que envidiarles los sectores periféricos de cualquier otro lugar. Si bien, no hay "poblaciones callampas(4)", la degradación física y social está ampliamente difundida y el ambiente está muy contaminado. Las calles despobladas, la ausencia de negocios comerciales, edificios y apartamentos con las ventanas cerradas, todo cubierto de un fino polvo rojizo, confuguran un cuadro un poco angustiante. Yendo hacia el este, el panorama si bien cambia, no mejora demasiado.

Recorriendo cerca de 6 km hacia el este se llega al viale Cannata en la cirunscripción Paolo VI. El barrio fue construido para alojar a los trabajadores de la siderúrgica en los años 60s, en un área rural de matorrales (maquia mediterránea), y constituye uno de los límites de la ciudad. El barrio se extiende fragmentariamente por cerca de 5 mil hectáreas, y se caracteriza por sus grandes edificios de apartamentos emplazados de modo disperso, entre grandes espacios residuales vacíos, vinculados por medio de grandes calles y avenidas, pero carentes de espacioo públicos funcionales, servicios y mobiliario urbanos suficientes. De hecho, aun cuando es una tarde de día lavorativo de marzo, no se ve a casi nadie en las calles, menos aún en los intersticios vacíos entre los edificios; y las ventanas permanecen cerradas para hacer frente al humo de las chimeneas.

Fotos: JcScG, marzo 2010.
1.- Piazza Fontana, isla de "Borgo Antico".
2.- Barrio Paolo VI.



Notas:
1.- La isla corresponde al centro histórico de la ciudad, el cual constituía toda la ciudad hacia mediados del siglo XIX.

2.- Orgullo de la ingeniera tarantina de fines de siglo XIX, fue construido para permitir el paso de naves de guerra desde el golfo de Taranto al fondeadero del mar piccolo.

3.- Fue mandado a construir por Fernando II de Aragón en el siglo XV sobre una fortaleza bizantina del siglo X.

4.- Nombre dado en Chile, a lo que en italiano son baraccopoli, chabolas en España, villas miserias en Argentina, etc.

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