Por JcScG
Lejos, en uno de los rincones más difíciles de llegar de la costa siciliana, al sur de la isla, frente a las costas africanas se encuentra la ciudad de Gela. Un pequeña ciudad de cerca de 90 mil habitantes, prácticamente desconocida fuera de los límites de la bota itálica. Fundada hace demasiados siglos por los griegos, como muchas ciudades en esas tierras, hoy vive entre el olvido de parte del estado y un especie de anárquico dinamismo.
Conocida por estos lados como el "hoyo negro" de Sicilia, es de los pocos lugares de esta bella isla al cual casi no llegan turistas. A decir verdad, no sorprende, pues entre la presencia de una enorme refinería de petróleo y una difundida degradación urbana, ofrecen un panorama poco atractivo, en comparación con el resto de Sicilia.
A pesar de que es fácil construir el estereotipo de un lugar caótico, ya que se caracteriza por estar construida, en gran medida, fuera de cualquier tipo de norma urbanística, por lo que ha recibido el título de la capital del "abusivismo" (en alusión a la construcción "abusiva" de casas y departamentos); por la criminalidad organizada, que parece gobernar el lugar; por la presencia de bandas de sicarios adolescentes y la costumbre local de incendiar automóviles, como método de venganza o intimidación.
Sin embargo, Gela es mucho más que eso. Pues, sorprendentemente, a pesar de tener indicadores sociales deficitarios - alta cesantía, contaminación y criminalidad -, es lugar lleno de vitalidad. De hecho, al entrar a la ciudad, pasado el impacto del desorden y fealdad de la autoconstrucción (que asemeja bastante a ciertos sectores populares de Sudamérica o el Medio Oriente), uno se enfrenta a un lugar lleno de vida, donde la gente está en la calles, ocupa los espacios públicos o deambula por la costanera. Es más, visto en detalle, comienzan a apreciarse los pequeños tesoros que guarda esta ciudad, y hablando con la gente, sorprende la visión positiva que se siente de un futuro por construir, que convive con la desesperanza aprendida del fracaso de un modelo de industrialización que debía traer el desarrollo, y sin embargo, no fue capaz de cumplir sus promesas.
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Conocida por estos lados como el "hoyo negro" de Sicilia, es de los pocos lugares de esta bella isla al cual casi no llegan turistas. A decir verdad, no sorprende, pues entre la presencia de una enorme refinería de petróleo y una difundida degradación urbana, ofrecen un panorama poco atractivo, en comparación con el resto de Sicilia.
A pesar de que es fácil construir el estereotipo de un lugar caótico, ya que se caracteriza por estar construida, en gran medida, fuera de cualquier tipo de norma urbanística, por lo que ha recibido el título de la capital del "abusivismo" (en alusión a la construcción "abusiva" de casas y departamentos); por la criminalidad organizada, que parece gobernar el lugar; por la presencia de bandas de sicarios adolescentes y la costumbre local de incendiar automóviles, como método de venganza o intimidación.
Sin embargo, Gela es mucho más que eso. Pues, sorprendentemente, a pesar de tener indicadores sociales deficitarios - alta cesantía, contaminación y criminalidad -, es lugar lleno de vitalidad. De hecho, al entrar a la ciudad, pasado el impacto del desorden y fealdad de la autoconstrucción (que asemeja bastante a ciertos sectores populares de Sudamérica o el Medio Oriente), uno se enfrenta a un lugar lleno de vida, donde la gente está en la calles, ocupa los espacios públicos o deambula por la costanera. Es más, visto en detalle, comienzan a apreciarse los pequeños tesoros que guarda esta ciudad, y hablando con la gente, sorprende la visión positiva que se siente de un futuro por construir, que convive con la desesperanza aprendida del fracaso de un modelo de industrialización que debía traer el desarrollo, y sin embargo, no fue capaz de cumplir sus promesas.
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